El Fila Brasileiro es una leyenda viva, creada en el corazón de Brasil para vigilar, cazar y proteger. Sus orígenes se remontan al siglo XVII y son el resultado de un cruce entre mastines, sabuesos y, probablemente, antiguos bulldogs ingleses importados de Europa durante la época colonial. El objetivo era claro: obtener un perro capaz de vigilar vastas extensiones de tierras de labranza y, al mismo tiempo, soportar el calor, la humedad, hacer ejercicio, cazar jaguares y pastorear ganado.
El nombre «fila» procede de la palabra portuguesa filar, que significa «sujetar», «agarrar», una descripción perfecta del estilo de trabajo de la raza. En el mundo anglosajón, a veces se le denomina Mastín Brasileño, aunque este nombre no capta plenamente el carácter único del fila. En el propio Brasil, su estatus icónico se mantiene incluso oficialmente: el perro está reconocido como un tesoro nacional y fue criado con derecho a exportación desde el país durante ciertos periodos de su historia.
Externamente, el Fila Brasileño es un perro impresionante y macizo, de pecho ancho, patas poderosas, ojos hundidos y piel ancha y suelta. Su andar es similar al de una pantera: camina suavemente, casi flotando. Este modo de andar es un rasgo de la raza, no una anomalía. El peso de un perro adulto oscila entre 45 y 75 kg, y la altura a la cruz es de 65-75 cm, aunque hay excepciones con alturas mayores.
El pelaje de la potra es corto, denso, brillante, sin subpelo. Se admiten muchos colores: atigrado, pálido, rojo, negro, con máscara negra o sin ella. La raza debe su encanto particular a su físico y su piel: tiene pliegues cutáneos profundos, sobre todo en el cuello, el pecho y el vientre; estos rasgos hacen que la potra parezca un león antiguo o un lebrel mezclado con un mastín.
Aunque la raza no tiene subespecies oficialmente reconocidas, los criadores a veces distinguen los tipos según el carácter y la finalidad: más guardianes, más de trabajo, o aquellos cuyos pedigríes están asociados a granjas específicas -y esto a menudo afecta al tamaño, el temperamento e incluso el color.
El carácter y la verdadera naturaleza de la raza
La raza de perro Phila Brasileiro no es para todo el mundo. Tienen un fuerte sentido de la territorialidad y una devoción casi fanática por su dueño. Nacieron para proteger, y no lo hacen por orden, sino instintivamente. Su principio favorito, o-zhim, «aversión a los intrusos», está incluso consagrado en el estándar de la raza. Es la única raza del mundo cuya descripción oficial estipula que el perro debe ser agresivo con los extraños. Y, al mismo tiempo, dócil, tranquilo, obediente y extremadamente afectuoso con los de su especie.
El Fila no reconoce a la gente nueva. Incluso después de una larga relación, puede permanecer distante, sin dejar que se le acerque un veterinario o un peluquero, sin dejar que un extraño la acaricie. Al mismo tiempo, puede tumbarse a los pies del dueño durante horas, lamer a los niños, morder los talones de alguien a quien ha reconocido como «uno de los suyos». Para ella, el mundo está dividido en dos partes: «los míos» y «los otros». Y si los «otros» se pasan de la raya, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
Por eso la socialización, la educación y el control del comportamiento tienen que ser del más alto nivel. No se la puede tener en un piso donde no haya experiencia con perros grandes. No tolera la grosería, pero reacciona instantáneamente ante el miedo o la debilidad. Hay que educar a Phila desde las primeras semanas, con suavidad, confianza y constancia. Es increíblemente inteligente y emocionalmente sensible. Si eres cruel con ella, no confiará en ti. Si no le das normas, se convertirá en una norma. No es una mascota ni un «juguete de peluche»: es una compañera en igualdad de condiciones que tiene el potencial de convertirse en una leyenda de tu vida o en un problema si no estás preparado.
¿Cómo se mantiene bella y sana a esta perra?
A pesar de su tamaño y su aspecto serio, el Fila Brasileiro no es un perro difícil de cuidar, si sabes a qué atenerte. Su pelaje corto y denso no requiere procedimientos complicados, pero es esencial peinarlo regularmente, al menos una vez a la semana. Para ello, lo mejor es utilizar un cepillo de cerdas suaves o unos guantes especiales de goma, que recogen los pelos muertos, estimulan la piel y dan brillo al pelaje.
El verdadero reto, sin embargo, es su piel única. Los pliegues profundos, sobre todo alrededor del cuello, debajo de las orejas, en el vientre y el pecho, requieren una limpieza sistemática. La humedad, la grasa y la suciedad se acumulan en estos pliegues y, si no se tratan, provocan rápidamente inflamaciones, hongos o irritaciones. Después de un paseo, sobre todo en un día lluvioso o en verano, es importante limpiar estas zonas con un paño suave y limpio o con toallitas antisépticas especiales.
Los baños deben realizarse con poca frecuencia: una vez cada 1,5 a 2 meses o cuando sea necesario. Utiliza sólo champús hipoalergénicos para razas de pelo corto. Es importante lavar bien todas las zonas entre los pliegues, pero es aún más importante secarlas bien. La humedad que queda entre los pliegues de la piel es una vía directa hacia la dermatitis. Lo ideal es secar con un secador de pelo a la temperatura más baja posible y con una toalla de microfibra. Aunque esta raza ya no requiere cuidados serios, pero el acicalamiento de perros en Kiev sí los necesita.
Hay que prestar especial atención a las orejas. Son grandes, cuelgan sin fuerza y bloquean el acceso de aire al interior. Esto crea las condiciones ideales para que se acumulen cera y bacterias. Deben limpiarse 1 ó 2 veces por semana con productos especiales para perros. Lo mismo ocurre con las uñas: aunque los perros grandes suelen afilárselas de forma natural, las uñas del fila son gruesas y rígidas, por lo que hay que cortárselas si no hacen suficiente ejercicio.
El Fila Brasileiro necesita un tratamiento especial.