El gato javanés, o javanés, a pesar de su nombre «asiático», no está directamente vinculado a la isla de Java. El nombre surgió como un añadido poético al linaje siamés-balinés: balinés – isla de Bali, javanés – isla de Java. De hecho, la raza se crió en Estados Unidos en la década de 1970 como resultado de un trabajo de selección con balineses, orientales y siameses. El objetivo era producir un gato elegante, con un pelaje largo y sedoso, un cuerpo grácil y una coloración exquisita. El Javanés puede tener un estatus diferente en los distintos sistemas felinológicos: en la CFA, es una raza distinta (Oriental de pelo largo), en la TICA, una variante del Balinés o parte del grupo Oriental.
Apariencia
El cuerpo es largo, esbelto pero musculoso, con proporciones ideales. La cabeza tiene forma de cuña, con orejas grandes y expresivas que dan al hocico un característico aspecto «volador». Ojos – almendrados, brillantes, normalmente verdes o aguamarina. Lana – Larga, fina y brillante, se extiende por el cuerpo como la seda, pero no forma un subpelo denso, por lo que el gato tiene un aspecto ligero e ingrávido. La cola es larga, con una elegante «pluma» en la punta. El peso de un gato adulto varía de 3 a 5 kg, siendo los machos ligeramente más grandes que las hembras.
Una de las características más interesantes del gato javanés es su coloración. A diferencia del siamés o el balinés, que sólo tienen las puntas coloreadas, el javanés puede ser de cualquier color: desde el clásico blanco o negro hasta el tabaco, azul, rojo, crema, chocolate, ahumado, carey, atigrado y otros. Debido a esta variedad de colores, la raza no tuvo una clasificación estable durante mucho tiempo, pero luego ganó popularidad simplemente por su carácter único y colorido.
El carácter del gato javanés
El gato javanés es muy hablador, con una voz suave pero insistente. No tolera la indiferencia: quiere estar en el centro de las cosas, ayudando en las tareas domésticas, comprobando los paquetes, mirando por la ventana contigo, sentándose a tu lado mientras desayunas, lees o incluso te duchas. Estos gatos crean vínculos afectivos con los humanos y no les gusta quedarse solos. Su inteligencia no es exagerada: el javanés aprende con facilidad, memoriza hábitos, estudia los horarios de su dueño, abre puertas con las patas y puede ir a buscar juguetes como un perro.
Al mismo tiempo, el gato javanés no es pegajoso. Es sensible al estado de ánimo, se adapta fácilmente a los cambios, se lleva bien con otros animales y con los niños si no se le ofende. Son extremadamente activos: necesitan espacio para saltar, estanterías, ramas, juguetes y entretenimiento interactivo.
Cuidados y aseo del javanés
Aunque el gato javanés tiene un aspecto lujoso, su aseo no requiere un esfuerzo excesivo. La lana no tiene un subpelo denso, por lo que no se enreda. Un ligero peinado una vez a la semana es todo lo que necesita para mantener su brillo y estructura. Es importante mantener las orejas limpias: las grandes orejeras deben inspeccionarse con regularidad. Ojos, dientes y garras: lo normal, como en la mayoría de los gatos. También debes tener en cuenta su nivel de actividad: los gatos javaneses necesitan zonas de juego, rascadores y lugares donde saltar. Si vives en un piso, organiza el espacio vertical, pues a estos gatos les gustan mucho las alturas.
Para un cuidado más profundo, los gatos javaneses son ideales para los tratamientos de salón. En el SALÓN PARA PERROS V.O.G., los peluqueros peinarán suavemente el sedoso pelaje, eliminarán el polvo y la grasa, harán una limpieza preventiva de las orejas, cortarán las uñas y harán que el gato esté aún más elegante. Es importante no convertir el acicalamiento en un castigo: un javanés es una criatura emocional, por lo que todo debe hacerse con suavidad, sin coacciones.