Los problemas dentales en los gatos pueden causar dolor, dificultad para masticar, pérdida de apetito e incluso afectar a los órganos internos. Las infecciones de la boca pueden entrar fácilmente en el torrente sanguíneo y causar enfermedades cardiacas, renales o hepáticas. Por eso el cuidado dental regular debe ser tan rutinario como comer o jugar.
Principales enfermedades dentales y bucales de los gatos
Uno de los problemas más frecuentes es la placa dental, una capa blanda de bacterias que se forma después de comer. Si no se elimina, se convierte en sarro, que se desarrolla en las encías, causando inflamación y dolor. Sobre esta base se desarrolla la gingivitis: enrojecimiento e inflamación de las encías, que empiezan a sangrar. Si no se trata, conduce a la periodontitis, una enfermedad crónica que destruye el tejido que sujeta los dientes en la mandíbula y provoca su pérdida.
Otro problema es la estomatitis. Se trata de una inflamación de la mucosa oral que puede ser tan dolorosa que el gato se niegue a comer. La causa suele ser una infección, una alergia o un proceso autoinmune. Las lesiones de reabsorción dental son especialmente peligrosas, cuando el diente empieza a «disolverse» desde dentro. Pasan desapercibidas durante mucho tiempo, pero causan dolor intenso y obligan a extraer los dientes afectados. Las lesiones dentales – dientes astillados o fracturados a consecuencia de una caída, una pelea o la ingestión de alimentos demasiado duros – también se producen en los gatos.
Signos de problemas dentales en los gatos
Un propietario atento puede darse cuenta a tiempo de que algo va mal en la cavidad bucal. Los signos incluyen mal aliento, dientes descoloridos, salivación profusa, sangre en juguetes o cuencos, el gato mastica despacio o sólo de un lado, y la pata toca a menudo el hocico. También debes estar atento a los signos de que el animal se ha vuelto menos activo, evita la comida sólida o pierde peso de forma drástica.
Enseñar a un gatito a cepillarse los dientes
Lo mejor es empezar a enseñar a un gatito a cepillarse los dientes a las 6-7 semanas de edad, cuando ya es bastante activo pero aún está abierto a nuevos hábitos. Deja que primero huela el cepillo o la almohadilla de silicona, y luego intenta tocarle suavemente los dientes y las encías. Utiliza una pasta especial para gatos con un sabor agradable (por ejemplo, pollo o pescado) para que el proceso sea más placentero. La clave es hacerlo gradualmente, aumentando la duración del procedimiento, y asegúrate de elogiarle y mimarle después de cada «sesión» satisfactoria.
¿Cómo se cepillan bien los dientes de un gato?
Para limpiarle los dientes, necesitarás un cepillo especial para gatos o una almohadilla de silicona, así como dentífrico veterinario diseñado específicamente para animales. No utilices nunca dentífrico humano: contiene flúor y otros ingredientes peligrosos para los gatos. Antes de empezar, elige un lugar tranquilo, libre de estímulos innecesarios. Lo más práctico es colocar al gato sobre tu regazo o sobre una mesa, sujetando fácilmente su cuerpo con una mano.
Levanta el labio superior y, con movimientos suaves y circulares, empieza a cepillar desde la encía hasta el borde del diente. Al principio, cepilla sólo los dientes frontales, y luego, poco a poco, los laterales y las muelas. Presta especial atención a los dientes posteriores, ya que es donde es más probable que se forme el sarro. Cada limpieza no debe durar más de 2 ó 3 minutos, para mantener la paciencia del animal. Después del procedimiento, asegúrate de dar a tu mascota una golosina o una mascota para que las asociaciones sean positivas.
Prevención de enfermedades dentales
El cepillado regular de los dientes de tu gato es la base de la prevención, pero no es el único remedio. Utiliza golosinas especiales o juguetes masticables que limpien mecánicamente los dientes y masajeen las encías. Una dieta equilibrada con alimentos secos del tamaño adecuado también ayuda a reducir la formación de placa. No olvides realizar revisiones preventivas con tu veterinario al menos una vez al año: el especialista podrá detectar problemas a tiempo y realizar una limpieza profesional si es necesario.
Conclusión
Cuidar los dientes de tu gato no es un capricho, sino una necesidad que prolonga la vida y preserva su calidad. Acostumbra a tu gato a cepillarse los dientes desde la infancia, asegúrate de que sigue una buena dieta y comprueba regularmente el estado de su cavidad bucal. No lo olvides: quién sino nosotros cuidará de la salud de nuestros seres queridos.



