Explicación científica
Muchos dueños notan que sus perros se comportan como si tuvieran hambre constantemente. Desde un punto de vista científico, hay varias razones para ello. En primer lugar, los perros tienen un instinto de caza muy desarrollado: en la naturaleza, nunca sabían cuándo aparecería la próxima presa, por lo que el hábito de comer «en reserva» está determinado genéticamente. En segundo lugar, los perros tienen receptores olfativos muy sensibles. El olor de la comida estimula el cerebro y desencadena una sensación de hambre, aunque el estómago ya esté lleno. En tercer lugar, las hormonas desempeñan un papel importante, sobre todo la grelina, responsable del apetito. En algunas razas, los niveles de esta hormona son constantemente altos, por lo que parece que siempre tienen hambre. Además, el hábito de refuerzo también influye: si al perro se le dan golosinas a menudo «porque sí», interiorizará el hecho de que siempre merece la pena pedir comida.
Comportamiento y psicología
Para los perros, la comida no es sólo una necesidad física, sino también una forma de atraer la atención de su amo. Algunos perros aprenden rápidamente que pedir comida o una mirada de simpatía puede reportarles algo. En este caso, no se trata de hambre auténtica, sino de un hábito de comportamiento. Esto es especialmente acusado en los labradores y los beagles, que tienen el gen
y están éticamente inclinados a buscar comida constantemente.
Hay que ceder ante el «hambre constante».
Alimentarse constantemente en respuesta a la demanda puede provocar obesidad, problemas articulares y cardíacos y acortar la vida del perro. El organismo de un animal es mucho más sano cuando su dieta está claramente regulada. Es importante respetar las raciones recomendadas, que dependen del peso, la edad, la actividad y el estado de salud del perro.

Qué debe hacer el propietario
La mejor solución es dar de comer al perro regularmente a una hora concreta y no dejarse manipular. Si el perro pide comida entre horas, puedes ofrecerle una alternativa: un juguete rompecabezas con una pequeña cantidad de comida, un largo paseo o un juego. Conviene asegurarse de que todos los miembros de la familia siguen las mismas normas y no dan de comer al perro de la mesa. Si el hambre del perro es excesiva y va acompañada de pérdida de peso o cambios de comportamiento, puede ser un signo de enfermedad endocrina o gastrointestinal, en cuyo caso es necesario el asesoramiento veterinario.
Conclusión
A menudo parece que los perros tienen «hambre eterna» debido a su instinto, olfato, hormonas y hábitos, pero en realidad no sienten hambre si se les alimenta correctamente. El propietario debe ser coherente: alimentar al animal según el horario predefinido, ofrecerle suficiente actividad y no confundir los antojos de comida con las necesidades reales.

