La nariz de un perro es su termómetro, su barómetro, su navegador e incluso su forma de comunicarse con el mundo. Y sí, la mayoría de las veces está mojada. Pero, ¿por qué exactamente? ¿Por qué, cuando tocamos la nariz de nuestra mascota, casi siempre sentimos una humedad fría, y es siempre algo bueno?
En primer lugar, la nariz del perro segrega una fina capa de mucosidad que atrapa partículas microscópicas de olor. Gracias a esta película húmeda, el perro capta los olores mucho mejor que si su nariz estuviera seca. Es una especie de trampa de olores que les permite «oler el mundo» con una precisión increíble. Es la nariz húmeda la que ayuda al perro a distinguir no sólo un olor, sino también el estado emocional de otro animal, su edad, sexo y hábitos alimentarios.
La nariz húmeda también ayuda a regular la temperatura corporal. A diferencia de los humanos, los perros apenas sudan. Hay un poco de humedad en las almohadillas de las patas, pero la mayor parte del trabajo lo hace… la nariz. Cuando los perros tienen demasiado calor o están excitados, la nariz produce más humedad, lo que ayuda a refrescarlos. Por eso, en verano o después de correr, la nariz de tu perro puede estar aún más húmeda, y eso es perfectamente normal.
Curiosamente, a veces los perros se lamen la nariz para mantenerla húmeda. Esto ya es un hábito que permite que su sensor principal «funcione».
Pero es importante no llegar a los extremos. Una nariz húmeda no es garantía de salud, del mismo modo que una nariz seca no siempre es signo de enfermedad. Hay ocasiones en que incluso un perro sano tiene la nariz caliente y seca: después de dormir, en una habitación caliente, por excitación emocional o simplemente por un cambio temporal de humedad. Y viceversa: una nariz húmeda no significa que todo esté perfecto en el perro. En consecuencia, hay que evaluar el estado del animal de forma compleja: actividad, apetito, respiración, estado de ánimo, comportamiento.
Se ha demostrado científicamente que los receptores de la nariz de un perro son tan sensibles que pueden detectar ciertos cambios químicos en el cuerpo humano asociados a enfermedades. Algunos perros incluso están adiestrados para detectar el cáncer o la diabetes, todo ello gracias a sus increíbles narices. Así que la humedad de sus narices no es sólo una cuestión de fisiología, sino que forma parte de su superpoder.
Es más, a veces un perro te tocará la palma de la mano con su nariz fría, y en ese momento sentirás claramente que no hay nada más real y auténtico que ese tacto húmedo.



