¿Por qué gime el perro?
El quejido es una forma que tienen los perros de comunicarse con los humanos. Siempre tiene una base: física, emocional o de comportamiento. El animal intenta comunicar a su amo su ansiedad, dolor o necesidad. No puedes ignorar estas señales, porque te ayudan a comprender lo que le pasa a tu mascota.
Posibles causas de los lloriqueos
Lo más frecuente es que un perro lloriquee por molestias físicas o dolor causado por una lesión o enfermedad. Otra causa frecuente es el miedo y la ansiedad: los truenos, los fuegos artificiales, la separación del dueño o la aparición de extraños. Muchos animales lloriquean por aburrimiento o falta de atención, ya que necesitan jugar, salir de paseo y tener contacto social. También puede deberse al hambre o la sed, y a veces a la costumbre de pedir salir.
Por otra parte, hay que mencionar los casos en que el lloriqueo se convierte en una especie de manipulación. Si el perro comprende que, tras lloriquear, siempre obtiene atención o una golosina, empieza a utilizar este comportamiento para conseguir lo que quiere.
Cuando te quejas sin motivo evidente
A veces el dueño no encuentra una explicación lógica a los lloriqueos. En este caso, es necesario comprobar la salud del perro: a veces el problema radica en dolores internos o enfermedades ocultas. También es importante tener en cuenta los factores externos: olores nuevos, cambios en el piso o incluso sonidos que a una persona le parecen insignificantes pueden causar malestar en el animal. Si el perro parece sano pero sigue lloriqueando, debes pensar en su estado psicológico: quizá le falte juego o atención, o dependa demasiado de su dueño.
¿Qué debes hacer cuando tu perro lloriquea?
La primera tarea del propietario es eliminar la causa. Tienes que comprobar si el perro está alimentado, si tiene acceso al agua y si es hora de dar un paseo. Si la causa es el miedo o el estrés, merece la pena proporcionar al animal un lugar tranquilo y seguro, intentando distraerlo con un juego o con tu propia presencia.
Es importante no ceder a la manipulación. Si el perro gimotea sólo para obtener atención extra o una golosina, la mejor reacción es ignorarlo. De lo contrario, este comportamiento arraigará. Si el lloriqueo se vuelve constante y el propietario no puede determinar la causa, ponte en contacto con un veterinario y, si es necesario, con un especialista en comportamiento canino.
Conclusión
El quejido de un perro es una señal que siempre tiene un motivo. Puede indicar dolor físico, ansiedad, aburrimiento o simplemente un intento de llamar la atención. El trabajo del propietario consiste en observar atentamente a su animal, eliminar cualquier molestia, prestarle suficiente atención y no permitir que se arraiguen hábitos indeseables. Sólo así conseguirás que tu perro tenga una vida tranquila y feliz.