A veces, hasta el perro más tranquilo gruñe. A mucha gente le parece una advertencia o un ataque, pero en realidad gruñir es el lenguaje del perro, su forma de decir «tengo miedo», «me duele» o «vete, no quiero eso». Comprender las causas de los gruñidos puede ayudar a evitar malentendidos, conflictos e incluso mordiscos. Es importante conocer estas señales para poder retirar a tiempo el objeto de irritación y evitar provocar al animal.

1. Miedo o inseguridad

La razón más común para gruñir es el miedo. Es la forma en que un perro intenta protegerse cuando se siente amenazado. Puede ser una persona nueva, un movimiento ruidoso, un olor fuerte o un intento de inclinarse sobre él. En este momento, el perro no quiere atacar, sino que advierte: «Tengo miedo, no te acerques».

Qué hacer: no hagas movimientos bruscos, no mires al animal directamente a los ojos, aléjate y dale tiempo para que se calme. Si el gruñido se repite a menudo, merece la pena ponerse en contacto con un cinólogo: el miedo puede ser consecuencia de una experiencia traumática o de un mal adiestramiento.

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2. Defender su territorio o a su amo

La segunda causa frecuente es el instinto de guarda. Algunos perros gruñen cuando alguien se acerca a su amo, a un juguete, a un cuenco o incluso a su lugar favorito para dormir. Es una reacción natural: el perro cree que está protegiendo «lo suyo».

Qué hacer: no le quites el objeto al animal por la fuerza, ni le castigues por gruñir; esto sólo aumentará su desconfianza. Es mejor desviar la atención del perro hacia otra acción o pedirle que se aleje dándole una orden. Si el problema se repite, necesitas una corrección de conducta con un especialista: adiestramiento progresivo para «separar» los objetos y reducir los celos.

3- Dolor o malestar físico

A veces gruñir es una respuesta al dolor. Si el perro gruñe cuando le tocan, levantan o acarician una zona determinada, no es cuestión de temperamento, sino de salud. Puede indicar inflamación, lesión o dolor articular.

Qué hacer: no insistas en tocar al animal, no le obligues a aguantar. Déjalo en paz y acude al veterinario lo antes posible. Muchos propietarios creen erróneamente que el perro «se ha enfadado», cuando en realidad simplemente está pidiendo ayuda.

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Conclusión

Gruñir no es una agresión, sino una señal de advertencia. El perro intenta decir que algo va mal: tiene miedo, está herido o quiere proteger a su familia. La clave no está en gritar o castigar, sino en comprender la causa y eliminarla. Si el comportamiento se repite o se intensifica, no debes ignorar el problema: consultar a un veterinario o a un cinólogo te ayudará a comprenderlo a tiempo y a evitar situaciones peligrosas.