El sueño es uno de los principales indicadores de la salud de un perro. Afecta al estado de ánimo, la inmunidad, la digestión, la concentración e incluso el comportamiento. Pero el número exacto de horas que necesita dormir tu mascota depende de su edad, actividad, raza y condiciones de vida.
¿Cuánto sueño es normal para un perro?
Por término medio, un perro adulto sano duerme de 12 a 14 horas por noche. Las razas grandes, que tienen un metabolismo más lento, suelen dormir más, hasta 16 horas. Las razas más pequeñas y ornamentales pueden dormir menos, pero es más probable que se echen la siesta durante el día.
Los cachorros y los perros mayores necesitan dormir mucho más:
Cachorros – de 18 a 20 horas por noche, porque el cuerpo aún está creciendo.
Los perrosmayores – entre 16 y 18 horas, porque su metabolismo se ralentiza y su recuperación energética es más lenta.

Si el perro duerme poco
La privación de sueño en los perros es similar a la de los humanos: el animal se vuelve irritable, ansioso o apático. Puede disminuir el apetito, deteriorarse la concentración y aparecer la agresividad sin motivo. Las causas pueden variar, desde un entorno ruidoso hasta problemas de salud o dolores que impiden la relajación.
Si tu perro duerme menos de 10 horas por noche y parece cansado, merece la pena examinar su entorno: quizá necesite más paseos, menos estímulos o un lugar más cómodo para dormir.
Si tu perro duerme demasiado
La somnolencia excesiva (más de 18 a 20 horas en un perro adulto) puede ser una señal de alarma. Los animales se comportan así en casos de trastornos tiroideos, infecciones, enfermedades cardiacas o dolor crónico. A veces la causa es simple: aburrimiento o falta de ejercicio.
Pero si el perro duerme demasiado tiempo, pierde interés por la comida o el juego, o se vuelve letárgico, tienes que acudir al veterinario.
Cuándo consultar al veterinario
Si notas que tu mascota duerme de repente mucho menos o más de lo habitual, o que sus hábitos han cambiado, es hora de consultar al veterinario. El cansancio excesivo, la inquietud, un cambio repentino de apetito o una menor actividad podrían ser los primeros signos de enfermedad.

